Una historia escrita con raíces, amor y propósito.

Finca Brisas de la Montaña nace de una intuición profunda: crear un lugar donde la paz se sienta, el descanso sea real, y la naturaleza conviva con las personas.

De finca familiar a refugio de descanso

Durante años, este terreno fue parte de la vida cotidiana de nuestra familia. Primero fue un espacio de paseo a caballo, luego un rincón para reconectar… y finalmente, un proyecto transformador.

Inspiradas por nuestra historia, por los animales que nos rodean, y por el deseo de crear algo bello y consciente, comenzamos a construir un hospedaje distinto. Uno donde cada detalle tuviera sentido. Uno donde quisiéramos quedarnos a vivir.

Lo hicimos todo con las manos y el corazón

La decoración fue elegida con intención, las pinturas de las habitaciones fueron hechas por una de nosotras, y los estándares de limpieza los diseñamos pensando en personas sensibles (como nosotras).

Nada fue improvisado: desde las almohadas hasta los productos de limpieza —naturales, sin químicos agresivos— todo tiene una razón.

Queremos que descanses, y que lo hagas bien.

Creemos en el descanso como un acto de bienestar

Brisas de la Montaña no es un alojamiento para pasar la noche. Es un espacio para pausar, respirar, y volver a lo esencial.

Es un lugar donde la naturaleza está viva, donde los animales tienen un rol en el equilibrio del ecosistema, y donde vos podés encontrar algo que quizás hacía tiempo no encontrabas: silencio, belleza, y tiempo de calidad.

Nuestros valores están en cada rincón

Hospitalidad con calidez real

Respeto por la naturaleza y todos los seres que la habitan

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Cuidado estético y funcional en cada detalle
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Confort profundo, no solo superficial
Paz, como parte esencial de la experiencia

Este lugar es nuestro hogar. Y queremos que lo sientas así.

Viví lo que significa estar en un lugar hecho con alma.

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